El poder de los pequeños detalles

Las empresas tienen ahora un instrumento más para diferenciarse del resto de su competencia.
Cuidar los detalles, hacer que su cliente se sienta el más importante, que recuerde a su compañía por el agradable trato recibido, por la perfección de su organización o de sus métodos de producción. Esto son algunas cosas, que el protocolo empresarial le ayudará a realizar.
Cuando recibimos en nuestra casa invitados especiales, creamos un ambiente agradable y encantador. Preparamos todos los detalles para recibir a esas personas que nos van a honrar con su visita. Elegimos perfectamente el menú que vamos a degustar, los vinos, la vajilla, la cubertería, la cristalería, los ornamentos que vamos a situar en la mesa, la ubicación de nuestros comensales..., en resumen, cuidamos todos los detalles para que nuestros invitados se sientan agasajados e importantes, se lleven un grato recuerdo de nuestro hogar y de este modo, siempre recuerden lo bien que se sintieron.
En el mundo empresarial se tienen muchos más eventos que coordinar, que en la vida privada y se está obligado a cuidar, especialmente la imagen. Hay que establecer un trato cuidadoso con los clientes, sobre todo, cuando se desplazan a sus instalaciones para conocerle. Ellos serán sus invitados y tendrán que marcharse de la compañía, con la sensación de ser su cliente más distinguido.
En un mercado donde la captación de clientes es tarea ardua, donde cada vez la competencia crea nuevas estrategias para optar a más cuota de mercado, donde resulta menos fácil competir en producto, servicio, calidad o precio, se debe encontrar algo, que le diferencie y le ayude a marcar diferencias, con las empresas de su sector.
Cuidar la imagen corporativa no es sólo preparar el mejor catálogo, el logotipo más impactante y que siempre se recuerde, el vídeo que muestra sus instalaciones, además de esto, deberá saber recibir, atender y agasajar a sus invitados.
La recepción de clientes a nuestras instalaciones es muy importante, porque le tenemos en nuestro terreno y se debe establecer un guión donde establezcamos claramente: los objetivos que queremos alcanzar con esa visita, que deseamos mostrar, como lo vamos a realizar y planificar, todos los medios necesarios para que salga bien.
Esto parece bastante obvio, pero cuantas veces hemos visto o hemos sufrido nosotros mismos, una visita no planificada, donde los elementos se alían para que todo salga mal. Situaciones en donde vamos a presentar nuestro proyecto y el proyector no funciona, porque se ha fundido la luz; debemos mostrar nuestro método de producción y ese día, la máquina está dando un sinfín de problemas. Si hubiéramos planificado previamente las acciones a realizar ese día, seguramente todo habría estado preparado y hubiéramos dejado menos causas al azar para fallar.
El inicio de cualquier relación empresarial comienza por la atención de las llamadas de teléfono. Cuando una persona llama a una organización, le gusta que quien responde tenga una voz agradable, que cuando solicita información, le sea facilitada y que, cuando pregunta por una persona, la llamada sea transferida con rapidez. Largas esperas colgados al teléfono, escuchando una melodía repetitiva o largos silencios, hacen que la persona se impaciente. Piense que la persona que llama y está esperando, 30 segundos o más, este tiempo se le hace interminable. Si no se puede satisfacer rápidamente a esta persona, se tomará su número de teléfono y a la mayor brevedad, la persona por la que preguntaba, se pondrá en contacto con él.
La utilización del protocolo en el mundo de los negocios está empezando a penetrar con fuerza, como una herramienta más de la estrategia empresarial y como método organizativo. Eventos como los desayunos de trabajo, seminarios, convenciones de ventas, viajes de incentivos, ... son proyectos muy costosos para dejarlos en manos de la improvisación o la precipitación.
Marcar los objetivos de cualquier acto empresarial, organizar, planificar y llevar a buen término el mismo, hará que nuestras inversiones alcancen la rentabilidad que esperamos y todo ello, es tarea del estilo y organización de nuestra empresa, al final de nuestro protocolo empresarial.

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