Con los mapas digitales y la tecnología del Sistema de Posicionamiento Global (GPS), por sus siglas en inglés) es casi imposible perderse hoy en día. Pero, ¿cómo afectará la desaparición de los mapas de papel la forma en que vivimos?.
Pertenecemos a una raza curiosa y siempre nos ha gustado saber dónde estamos, pero ahora es casi imposible no saberlo -nuestros teléfonos, computadoras y navegadores satelitales actualizan continuamente nuestras coordenadas- y a través de ellos seguimos nuestro propio rastro.
Alguna vez fueron privilegio exclusivo de ricos y poderosos, pero en la actualidad los mapas y sistemas de orientación parecen casi un derecho natural, hasta el punto en que si no cumplen con nuestras expectativas, nos sentimos desvalidos, verdaderamente desorientados.
Para los menores de 25 años es difícil recordar una época en la que usábamos mapas desplegables (o que se compraban plegados y nunca se podían volver a doblar igual). Sin embargo, una novísima generación de cartógrafos tiene en sus manos los mapas más influyentes de nuestra vida.
Los nuevos mapas son diseñados por técnicos y expertos en píxeles, que probablemente se preocupen más por la velocidad de carga de pantalla que por la ausencia de ciertas partes en un mapa de, por ejemplo, Manchester o Chicago.
Hay, sin embargo, una reacción visible. Organizaciones como OpenStreetMap permiten que los usuarios se conviertan en cartógrafos digitales, al mejor estilo Wikipedia, al agregar áreas o información local a un mapa global.
Además, hay en internet indicios de una pasión renovada por los mapas dibujados a mano, que ofrecen una visión personal -y a veces con sentido del humor- de nuestras vidas y destacan entre la uniformidad corporativa de las grandes empresas de mapas.
Saludos... Ing. Milton Orellana Montaño..!!
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